Del mismo género que la higuera común (Ficus carica), el epíteto genérico es precisamente su nombre latino. Este género cuenta con más de 1.000 especies en regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo. El epíteto específico alude a su procedencia de Bengala, región del subcontinente indio dividida entre Bangladesh y el estado hindú de Bengala Occidental, países en los que es nativa (también de Sri Lanka). El nombre "baniano" procede del hindi baniya, nombre de cada uno de los componentes de una casta de comerciantes que tomó su nombre de estos árboles, pues al parecer ponían sus mercados a la sombra de estos enormes árboles.

El baniano emite raíces aéreas con profusión, y crece con rapidez, llegando con el tiempo a convertirse en un gigantesco árbol que puede extenderse por centenares de metros. Curiosamente, al igual que otros ficus, suele nacer como epífita sobre un huésped, comportándose después como una higuera estranguladora hasta que sus raíces se asientan y se convierte en un árbol independiente. Además, como todas las higueras, mantiene una relación de mutualismo con las avispas que los polinizan, lo que dificulta que den semillas fértiles fuera de su rango nativo.

En sus lugares de origen se considera un árbol sagrado para budistas e hindúes, y de él se utilizan madera, fibras, y sus hojas sirven de alimento a los elefantes. Alcanzan tal envergadura que no es raro que se ubiquen bajo su copa templos, mercados e incluso se reorienten sus raíces aéreas para crear estructuras. Se dice que Buda alcanzó la iluminación sentado bajo un baniano.

Quizás el baniano más famoso es el localizado en el Jardín Botánico de Calcuta, con unos 230 años de edad y 12.000 metros cuadrados. Su tronco principal supera los 12 m de circunferencia. Sin embargo el mayor del que se tiene constancia es Thimmamma Marrimanu, nombre del gran baniano de la ciudad india de Kadiri. Bajo su copa rezan las parejas sin hijos, pues según la leyenda al año siguiente tendrán un hijo.